«¡Cómetelo todo, que si no, viene el coco!». El coco… Ese personaje infantil que nadie conoce, pero que resulta el sicario perfecto para padres desesperados. Solo cuando los hijos descubren que el tal coco no existe, la amenaza pierde toda su potencia.
A la hora de montar un negocio, surgen muchos cocos imaginarios que se resuelven con información, aunque también otros más reales, al menos, en teoría. ¿Y si la idea no gusta?, ¿y si se me van los costes?, ¿y si me arruino?, ¿y si la zona o la época no son adecuadas? Solo los más preparados, los más optimistas o los más inconscientes pasarán por encima de sus reparos y se atreverán a perseguir su sueño de emprender.
Con la franquicia, existen los mismos miedos, pero también hay otros que encabezan la lista de sustos posibles. ¿Y si esto es un timo? El probable engaño al que una central someta a sus asociados es, quizá, de los más frecuentes entre aquellos que piensan en unirse a una cadena. Sin embargo, hay maneras de reducir ese miedo y la mejor manera es tratar de conocer todos los detalles del coco.
Al entrar en contacto con una franquicia, cualquier información que se le ocurra y que la central pueda darle es importante, especialmente, la disponibilidad de su posible futuro socio a la hora de brindársela. Por ejemplo, pruebe a pedirle una lista de los asociados que forman parte de la red, con dirección y teléfono; si la consigue —como así debería ser—, hable con ellos y averigüe qué tal les va. Si la central le pone excusas o se resiste a entregarle esa información, desconfíe y mucho.
Pregunte hasta la saciedad, sin vergüenzas ni miedo a molestar, y no se conforme con evasivas, generalidades, olvidos o ambigüedades. Métase en el papel de periodista insistente y pruebe hasta dónde llega la transparencia de la central y su ánimo de colaborar con usted.
Pida el detalle de la inversión inicial, bien desglosada, incluidas las partidas de reformas y obra, las más abultadas y —¿casualmente?— las más olvidadas de los presupuestos iniciales. Por supuesto, tenga en cuenta el IVA en toda cantidad que le presenten.
No se entusiasme con los resultados de facturación que le muestren, por muy reales que sean. Un establecimiento puede funcionar a las mil maravillas, pero su éxito no solo se debe a la marca, el producto o servicio que la franquicia le vende, sino también por unas especiales coordenadas de espacio, tiempo, personal o público que no tienen por qué repetirse en cada unidad de negocio.
De todos modos, y si le sirve de algo, las franquicias en España gozan de prestigio. Ha habido algunos casos fraudulentos, y los seguirá habiendo, pero son muy escasos. Más frecuente es, sin embargo, la decepción cuando el franquiciado conoce el negocio de verdad y se da cuenta de que forma parte de algo diferente a lo que había imaginado.
Así pues, si está pensando en montar una franquicia, anímese, pero también desconfíe un poco, no vaya a ser que al final venga el coco.
Fuente: Territorio Franquicia