Taberna El Papelón, un concepto de restauración novedoso sin necesidad de licencia de restaurante ni salida de humos
- Este local no necesita salida de humos sin embargo completa los productos de zona de corte (chacinas, quesos y embutidos) con comida caliente o fría tradicional como guisos de carnes, pescado, legumbres, verduras, etcétera, además de otros productos complementarios, que hacen que la carta definitiva sea muy completa y variada.
Taberna El Papelón, franquicia de restauración moderna ambientada en las antiguas abacerías o tiendas de ultramarinos del siglo pasado, ofrece a los inversores un concepto de restauración novedoso sin necesidad de licencia de restaurante ni salida de humos. Los locales de esta enseña no necesitan salida de humos ya que no se cocinan productos en su interior, sin embargo sí que completa los productos de zona de corte (chacinas, quesos y embutidos) con comida caliente o fría tradicional como guisos de carnes, pescado, legumbres, verduras, etcétera, además de otros productos complementarios, que hacen que la carta definitiva sea muy completa y variada. “Esta “comida caliente tradicional” se elabora en un pequeño office y se trata de un producto en quinta gama al vacío, que dispone de una relación calidad-precio muy interesante”, explica Juan Carlos Bernabéu, director de expansión de la enseña.
Taberna El Papelón responde al sueño de un empresario sevillano, con una gran experiencia en el sector de la restauración y la franquicia, Rafael Ruiz Pérez, que junto a un equipo multidisciplinar y con gran trayectoria en el ámbito de la franquicia tratan de confeccionar un nuevo modelo de negocio que combine la restauración tradicional con productos de calidad de marcado acento andaluz y de “toda la vida” con los parámetros de la restauración moderna, operativa y sencilla. “La idea desde el principio fue crear un concepto de calidad, diferente y divertido y que aunque estuviera enfocado a un desarrollo en franquicia, tuviera matices diferenciados de lo que entendemos hoy día por una franquicia, donde los conceptos al crecer masivamente se vulgarizan y desvirtúan por repetición o clonación. La idea era crear un concepto que aunque reuniera los condicionantes de estandarización y globalización que requiere un concepto para franquiciar un negocio, cada unidad de negocio tuviera matices diferenciadores en su ambientación, y en general fuera un concepto solido a la vez que flexible a la demanda del mercado”, explica Rafael Ruiz, fundador de la red.
La franquicia Taberna El Papelón busca para unir a su red de franquicias dos perfiles claros que pueden encajar en su modelo de negocio: el puramente autoempleo para gestionar su propio negocio desde dentro y el de gestor que actuaría como supervisor externo de su negocio, pero habiendo pasado anteriormente por el proceso de formación adecuado y entendiendo que la dedicación al negocio será prácticamente diaria. La formación que se imparte va dirigida tanto a franquiciados como al equipo de personal del establecimiento impartiendo cursos teóricos y prácticos sobre producto, ventas, gestión, atención al cliente, control de mercadería, etcétera.
“El modelo de negocio tiene una operativa de funcionamiento muy sencilla y divertida que combina lo mejor del autoservicio con lo mejor del servicio en mesa. Es decir, el cliente pide la bebida y la comida en la barra y paga la comanda por adelantado. El cliente recoge su bebida y se la lleva al lugar de consumo. Y posteriormente cuando la comida está preparada, los camareros le la llevan al cliente al lugar de consumo. Todo este proceso se organiza mediante un reclamo, en este caso una “botella de madera numerada” que el cliente porta hasta su lugar de consumo junto a la bebida, y que sirve para que el pedido de comida se dirija concretamente hacia cada botella numerada. El camarero debe “cantar” el número de la botella como en las antiguas tabernas aunque sepa donde está situada, para que de esta forma se produzca un ambiente divertido y autentico”, comenta Juan Carlos Bernabéu.
Taberna El Papelón es una franquicias de restaurantes moderna ambientada en las antiguas abacerías o tiendas de ultramarinos del siglo pasado donde el cliente podía comprar a granel o a gramaje cualquier tipo de embutido, chacina, quesos, salazones, y, o bien comérselo en el local acompañado de cerveza o de un buen vino o llevarse el producto envuelto en el típico “papel de estraza” o “papel parafinado” a casa directamente sin consumir en el local, a modo de tienda. Con una inversión que oscila desde los 130.000 a los 170.000 euros en locales de entre 120-150 metros cuadrados se puede alcanzar esta facturación media, con un beneficio para el franquiciado de 76.800 euros anuales y un retorno de la inversión antes del 3º año de actividad.